Jueves 13 de mayo de 2021
El río basurero
Hecho:
Esto era una vez un bonito pueblo situado casi a las orillas de
un río que nacía lejos, en una montaña que en los inviernos
se cubría de nieve y en los veranos se derretía y caía por en
tre las rocas formando aquel río de aguas limpias y frescas.
A lo largo de su recorrido iba recogiendo agua de otros ríos
pequeñitos, llamados arroyos, y así iba creciendo. En sus ori
llas, grandes álamos daban sombra y cobijo a pajaritos de
todas clases que anidaban y cantaban desde sus ramas.
También había peces en sus aguas que los niños veían y a
veces, acompañando a sus padres pescadores, podían su
jetarlos entre sus manos para devolverlos otra vez al río.
Cuando llegaba el calor, que en el pueblo apretaba mu
cho, la gente se bañaba en el río, se llevaban las comidas y
allí, bajo sus grandes alamedas, pasaban horas y horas.
Pero la gente del pueblo comenzó a tirar cosas al río de forma que, poco a poco, se iba convirtiendo en un basurero.
Enterado el alcalde se irritó y convocó al pueblo para que acudieran a la plaza. −¿Qué bicho le habrá picado a nuestro alcalde? –se preguntaba la gente– ¿Para qué nos querrá reunir?
Y una vez que los habitantes de aquel pueblo estaban reunidos en la plaza, el alcalde, desde el balcón del Ayuntamiento, les habló:
−Como sigamos maltratando al río, un día nuestros hijos y nietos lo perderán y, al perderlo, se acabarán los árboles, los pájaros, la alegría, la frescura que nos da y, ¡sabe Dios qué males nos pueden venir y qué enfermedades! Tenemos que poner fin a esta costumbre de tirar al río todas las basuras de nuestras casas. El río no es un contenedor, sino la mejor ri
queza que tenemos en el pueblo ya que, gracias a sus aguas, podéis regar vuestros cam pos y pasear por sus orillas…
La gente se fue a su casa comentando cosas como éstas:
−Este alcalde no está muy bien de la cabeza. ¡Sabe Dios qué será de nuestros hijos y nie tos!, pero no por un río más o un río menos, sino porque tienen que estudiar, buscar trabajo, casarse… ¡Como si el río les fuera a solucionar algo de esto! Cosas que se inventan los polí ticos para asustarnos! ¡Seguro que no tienen cosas mejores que pensar, con las necesida des que hay en este pueblo!
Y así, aunque los primeros días se contuvieron por miedo a ser vigilados y multados, en po co tiempo volvieron, por lo cómodo que les resultaba, a tirar al río todo lo que les sobraba en sus casas, y que lo mismo eran muebles y electrodomésticos que restos de comidas y basuras de todas clases. Poco a poco, empezaron a aparecer, flotando en las aguas, pe ces muertos.
La gente los veía con indiferencia y repetían:
−Es que los peces también se mueren; no pasa nada, hay muchos.
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Reflexiones Distritales / PREESCOLAR - PRIMARIA
Pero enterado el alcalde, mandó que se analizaran las aguas del río. Y así llegaron unos analistas que llevaron agua a los laboratorios y, tras analizarla detenidamente, concluye ron que estaba muy contaminada y era la causa de que murieran los peces y todo lo que pudiera vivir a su alrededor.
Y así informaron al alcalde.
−¡Esto era de esperar! –exclamó el alcalde–. Ya les avisé, pero no me hicieron caso. Ahora todos tendremos que pagar las consecuencias mucho antes de lo que era previsible. Cuando aquel verano apretó el calor y la gente acudió a bañarse al río, las aguas esta ban turbias y les provocaron picores en el cuerpo, escozor en los ojos y hasta vómitos y coli tis.
El alcalde mandó a un funcionario a que, esquina por esquina, echara un vistazo. Y el mu nicipal, tocando una campana, convocaba a la gente y repetía:
−De parte del señor alcalde, queda rotundamente prohibido bañarse en el río. Las aguas están contaminadas y es peligroso.
Pero no todo quedó en esto, sino que al regar sus campos con el agua del río contamina da, los frutos que recogían también lo estaban, de forma que, al comerlos, sobre todo los niños, enfermaban con fiebre y grandes vómitos.
Los álamos se secaron y los pájaros desaparecieron de aquel lugar que se quedó converti do en un basurero de barro y malos olores.
−¿Qué podemos hacer? Hay que poner remedio a esto? De seguir así podemos morir to dos –decía la gente al alcalde.
−Se los avisé –dijo el alcalde–. No hicieron caso cuando era tiempo de evitarlo. Ahora no hay remedio: nuestro río ha muerto y no podemos resucitarlo. Buscaremos agua del fondo de la tierra y la haremos manar por fuentes y manantiales, pero ¡deberán cuidarla porque sin agua, no hay vida!
Y la gente de aquel pueblo, muy arrepentida, prometieron no volver nunca más a hacer algo que pudiera contaminar.
Los niños en la plaza jugaban y cantaban:
Nuestro río ya se ha muerto, ya lo llevan a enterrar entre todos los matamos por tanto con taminar. Ahora todos lo lamentan y lo tratan de arreglar, pero el río se murió y ya no resuci tará.
Agüera, I.
Mensaje:
Así como el río, toda la Creación está en nuestras manos.
Aplicación:
Los humanos somos de cabeza dura. Aunque se nos expliquen las consecuencias de nues tros actos malos no queremos cambiar de conductas.
Máxima: Soy responsable de los daños que provocan mis actos.
Compromiso:
Hago un cartel para invitar a la limpieza.
Toma de conciencia:
¿Recuerdo mi compromiso del día? ¿Lo realicé? ¿Qué puedo mejorar en mis nuevos com promisos?
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