Las monedas encontradas.
VIERNES 22
Las monedas encontradas.
HECHO:
Hubo una vez un hombre bondadoso y rico que al
cumplir muchos años pensó dejar a cargo de sus co
sas a algún joven inteligente y de su confianza. Co
mentando un día su decisión y las ganas que tenía de
no equivocarse en la elección, un buen amigo le dio
este consejo: - La próxima vez que vendas algo,
cuando des el dinero del cambio, entrega como por
descuido la moneda del menor valor. Aquel que te la
devuelva sabrás que es honrado.
El hombre rico agradeció mucho el consejo, y pen
sando que era una buena idea y fácil de realizar, de
cidió ponerla en práctica. No contaba con que uno
de los presentes, un vecino que se hacía pasar por
amigo, pero en verdad le envidiaba enormemente,
contrató los favores de un hechicero, a quien encar
gó encantar las pequeñas monedas que poseía el
anciano, de modo que cualquiera que mirase una de
aquellas monedas tocadas por él, viera en ella no una moneda corriente, sino aquello que más quería en el mundo. Confiaba el malvado en que nadie devolviera la moneda y que el viejo se desesperara, y entonces dejaría a un sobrino suyo como administrador de todos sus negocios.
Todo resultó según lo planeado por el envidioso comerciante, y ni uno solo de los que ha blaron con el anciano fue capaz de devolver la triste moneda: unos veían en ella el mayor diamante o piedra preciosa, otros una obra de arte, otros una reliquia y algunos incluso una pócima curativa milagrosa. Medio rendido en su intento por encontrar alguien honra do, su envidioso vecino aprovechó para enviar al sobrino advirtiéndole cuidadosamente para que devolviese la moneda. El sobrino fue decidido a hacerlo, pero al recibir la mone da, vio en ella todas las posesiones y títulos de su tío, y creyendo que todo lo que le había contado su tío era un engaño, marchó con su inútil moneda y su avaricia hacia ninguna parte, pues cuando su tío se enteró de la traición y lo despidió para siempre.
El anciano, deprimido y enfermo, decidió llamar a sus sirvientes antes de morir, y les entre gó algunos bienes para que pudieran vivir libremente cuando él no estuviera. Entre ellos se encontraba uno muy joven aún, al que entregó una de aquellas pequeñas monedas por error. El joven, criado a la sombra de aquel justo y sabio señor a quien quería como un pa dre, vio en lugar de la moneda una poderosa medicina que curaría al anciano señor, pues aquello era en verdad lo que más quería en el mundo, y según la vio, entregó la moneda
de nuevo diciendo: "tome, señor, esto es para usted, seguro que le sentará bien". Efectiva mente, aquella simple moneda actuó como el más milagroso de los bálsamos, pues el an ciano saltó de alegría al haber encontrado por fin alguien honrado, y le llenaba de gozo comprobar que siempre había estado en su propia casa.
Y así, el joven sirviente pasó a administrar con gran justicia, generosidad y honradez todos los bienes del anciano, quien siguió acompañándole y aconsejándole como un hijo por muchos años.
MENSAJE:
La mejor forma de fomentar la confianza es crear ambiente de honestidad y generosidad, pues quien no quiere nada para sí está más lejos de caer en la avaricia y la envidia.
APLICACIÓN:
Si quieres tener éxito en la vida tienes que aprender a confiar en ti mismo. Aprende a de mostrar que eres digno de confianza.
MÁXIMA:
“No midas lo que ofreces y ofrece libremente todo lo que tienes”.
COMPROMISO:
Hoy compartiré mis cosas con alguien que lo necesite en señal de respeto.
TOMA DE CONCIENCIA:
¿Qué fue lo que compartiste? ¿Con quién lo compartiste?
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