Martes 25
Pedir consejo para encontrar la propia vocación
HECHO: Juana Francisca de Chantal
En el año 1601 fallecía el marido de Juana Francisca, el Barón de Chantal, y ella quedó viuda
con veintinueve años y cuatro hijos.
Juana Francisca pedía a Dios que pusiera en su camino un director espiritual verdaderamente
santo, capaz de ayudarla a encontrar su vocación en aquellas nuevas circunstancias.
En 1604 conoció a Francisco de Sales, y enseguida comprendió que era la persona que ella
buscaba.
Juana Francisca se dedicó a educar a sus hijos, a administrar los muchos bienes que le había
dejado su marido y a hacer numerosas obras de caridad con los pobres y enfermos que ella visitaba
o que acudían a verla al Castillo de Monthelon, donde vivía.
Pasados los años, cuando sus hijos estuvieron ya preparados para valerse por sí mismos,
decidió hacerse religiosa, y Francisco de Sales vio en ella la persona ideal para comenzar la
fundación de una nueva comunidad de religiosas que visitaran a los pobres, de ahí su nombre de
Hermanas de la Visitación de la Santísima Virgen.
Era una mujer con grandes dotes de gobierno, que caminaba de ciudad en ciudad organizando
nuevas comunidades por todas las provincias de Francia.
En 1622 falleció Francisco de Sales y quedó ella sola al frente de la numerosa comunidad recién
fundada. Buscó entonces la ayuda de Vicente de Paúl, que sería en lo sucesivo su director
espiritual.
Cuando falleció Juana Francisca, en 1641, había ya ochenta y tres conventos de la Visitación en
varios países de Europa.
Ella siempre estuvo muy agradecida a la ayuda y el consejo que recibió de esas dos personas
tan santas, que supieron orientarla con sabiduría y fueron decisivas para conocer su propia vocación
y para seguirla con fidelidad.
MENSAJE:
El consejo espiritual ha estado presente en la historia personal de muchos a lo largo de la
historia.
Toda ayuda espiritual es siempre dar luz a las personas para que, cada una, día a día, vaya
descubriendo su camino y lo siga. Quien recibe consejo sobre la vocación debe comprender que,
lógicamente, no basta con el consejo para resolver nuestro discernimiento, pues el discernimiento
de la vocación es siempre personal.
APLICACIÓN:
Debemos pedir consejo a personas que tengan la necesaria rectitud y consideración hacia lo
sagrado de la conciencia. A personas que entiendan que la labor de consejo y de orientación
espiritual es una tarea encaminada a situar a cada uno frente a su propia responsabilidad delante de
Dios, una ayuda que nunca supone menoscabo de la autonomía individual.
MÁXIMA:
“Cuando el aprendiz está maduro, encuentra siempre a su maestro. Puede costar más o
menos, pero al final siempre se encuentra.” (Alejandro Llano)
COMPROMISO:
A partir de hoy tomaré la firme decisión de implorar cada día a Dios que me ponga frente a una
persona sabia que me ayude a descubrir qué es lo que Él quiere que yo haga.
TOMA DE CONCIENCIA:
¿Estoy convencido de que la mayor desgracia para mí es pasar por esta vida ignorando lo que
Dios quiere de mí?
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